Señor Director:
El país atraviesa una crisis de desconfianza e
incredulidad profunda y generalizada. La desconfianza es un factor que genera
inestabilidad y la inestabilidad genera rechazo. El país necesita recuperar la
credibilidad porque necesita urgentemente atraer inversiones y los
inversionistas rechazan colocar sus capitales en países sin reglas claras y sin
un servicio de administración de justicia eficiente.
Todo eso lo han comprendido el hombre de la calle,
el presidente de la República, los ministros, los jueces. No queremos pobreza,
queremos insertarnos en la comunidad internacional. Para ello se demanda un
cambio radical del Poder Judicial.
Pero la imagen del Poder Judicial está tan
deteriorada que parece necesaria una catarsis, algún extraño ritual que lo
santifique, alguna manera RAPIDA de que la sociedad civil y la comunidad
internacional crean en él. Voilá: todos apoyan la “mano dura” como sanción
moral que calme la ansiedad de la gente por ver el castigo. Su necesidad de la
gente por ver el castigo. Su necesidad de imágenes que le muestren a un juez
gay filmado en plena acción, a una ex fiscal de la Nación ingresando al penal o
a alguien diferente o común a uno, según la óptica desde la que se vea,
empujado hacia la carceleta y de allí al penal.
En medio de esa realidad junto al castigo al
corrupto de afuera se requiere el castigo al corrupto de adentro. Surge así un
controlador, estandarte de la limpieza y la conciencia viva, sí OCMA, ¡Ay del
juez que se atreva a dictar comparecencia o a revocar un mandato de detención!.
¡Ay del juez anticorrupción que no haga honor a su
etiqueta! Se hace necesario hacer desfilar a los jueces desobedientes y blandos
¿Cuántas resoluciones que imponen medidas cautelares de abstención y cuantas de
destitución se necesitan para empapelar los muros de Palacio y pagar la deuda
con la sociedad?
Mientras tanto, los discursos en fechas memorables,
como el Día del Juez, reclaman autonomía e independencia, libertad de criterio,
sana crítica, jueces no sólo honestos sino valerosos que antepongan su
conciencia a su conveniencia etc.
Pedimos jueces autónomos e independientes que
examinen los tres incisos del artículo 135 del Código Procesal Civil, que
apliquen los principios de legalidad, favorabilidad y exhaustividad, que se
pronuncien sobre la prognosis de la pena y la conducta procesal del inculpado y
que examinen las nuevas pruebas. Jueces que no teman una medida cautelar de
abstención de la OCMA por fallar de acuerdo a su conciencia. Eso es todo.
Julio César
Castiglioni Ghiglino.
EXPRESO, LUNES 10
DE SETIEMBRE DEL 2001.
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