viernes, 28 de marzo de 2014

AUTONOMIA JUDICIAL

Señor Director:

El país atraviesa una crisis de desconfianza e incredulidad profunda y generalizada. La desconfianza es un factor que genera inestabilidad y la inestabilidad genera rechazo. El país necesita recuperar la credibilidad porque necesita urgentemente atraer inversiones y los inversionistas rechazan colocar sus capitales en países sin reglas claras y sin un servicio de administración de justicia eficiente.

Todo eso lo han comprendido el hombre de la calle, el presidente de la República, los ministros, los jueces. No queremos pobreza, queremos insertarnos en la comunidad internacional. Para ello se demanda un cambio radical del Poder Judicial.

Pero la imagen del Poder Judicial está tan deteriorada que parece necesaria una catarsis, algún extraño ritual que lo santifique, alguna manera RAPIDA de que la sociedad civil y la comunidad internacional crean en él. Voilá: todos apoyan la “mano dura” como sanción moral que calme la ansiedad de la gente por ver el castigo. Su necesidad de la gente por ver el castigo. Su necesidad de imágenes que le muestren a un juez gay filmado en plena acción, a una ex fiscal de la Nación ingresando al penal o a alguien diferente o común a uno, según la óptica desde la que se vea, empujado hacia la carceleta y de allí al penal.

En medio de esa realidad junto al castigo al corrupto de afuera se requiere el castigo al corrupto de adentro. Surge así un controlador, estandarte de la limpieza y la conciencia viva, sí OCMA, ¡Ay del juez que se atreva a dictar comparecencia o a revocar un mandato de detención!.

¡Ay del juez anticorrupción que no haga honor a su etiqueta! Se hace necesario hacer desfilar a los jueces desobedientes y blandos ¿Cuántas resoluciones que imponen medidas cautelares de abstención y cuantas de destitución se necesitan para empapelar los muros de Palacio y pagar la deuda con la sociedad?

Mientras tanto, los discursos en fechas memorables, como el Día del Juez, reclaman autonomía e independencia, libertad de criterio, sana crítica, jueces no sólo honestos sino valerosos que antepongan su conciencia a su conveniencia etc.

Pedimos jueces autónomos e independientes que examinen los tres incisos del artículo 135 del Código Procesal Civil, que apliquen los principios de legalidad, favorabilidad y exhaustividad, que se pronuncien sobre la prognosis de la pena y la conducta procesal del inculpado y que examinen las nuevas pruebas. Jueces que no teman una medida cautelar de abstención de la OCMA por fallar de acuerdo a su conciencia. Eso es todo.

Julio César Castiglioni Ghiglino.


EXPRESO, LUNES 10 DE SETIEMBRE DEL 2001.

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