lunes, 14 de abril de 2014

LA DESCENTRALIZACIÓN COMO PROCESO

Cuando analizamos los principales indicadores productivos, sociales, políticos y económicos del país encontramos que en la ciudad de Lima, se centra toda la vida económica del país. El 97% de la decisiones sobre gastos estatales se toman en ella, el 97% de los servicios crediticios y financieros se deciden de la misma manera, se recauda el 96% de los  impuestos y está concentrada, el 80% de la inversión privada, 75% del PB Industrial, el 55% de los trabajadores estatales.

En el terreno del reordenamiento institucional, es evidente que se requiere especificar las funciones que los distintos órganos del gobierno descentralizados y centralizados deben tener en el futuro en el ordenamiento básico del país, donde legislar debe seguir siendo la tarea principal del Congreso Nacional, dictando las Ley de Marco de Descentralización, la Ley Orgánica de Creación de las Regiones, Ley Orgánica de Municipalidades, la Ley de Elecciones Regionales y Municipales.

La autonomía y vida propia de las regiones son la base para que el país cuente con ciudadanos formados para pensar y decidir independientemente con iniciativa propia, lo que constituye la fuente esencial de riqueza y valor de un pueblo. Se requiere delimitar con claridad las funciones de los diversos estamentos de gobierno, los gobiernos locales, las regiones, ver los mecanismos de capacitación para los funcionarios que trabajen en ellos así como la asignación de fondos y la captación de recursos propios que pueden tener. La población considera que es necesario cambiar la pauta que ha caracterizado el desarrollo nacional, procurando canalizar más inversión hacia el interior peruano.

La descentralización es un proceso y ello implica una gradualidad. En otras palabras, que no es un acto instantáneo o inmediato, sino que exige un tiempo del cual se promueva el efecto deseado. Se trata de un proceso que debe conducirse, sustantivamente en el que el cambio de modelo de crecimiento hacia una economía social y de mercado que permita la emergencia de fuerzas económicas locales o regionales, y a su vez, demandar la descentralización del poder político.

La Descentralización es una nueva etapa de la democracia, y no puede ser reducida a un asunto político-administrativo o de ajuste de costos en el Estado. Es un proceso productivo-social de ocupación y organización del territorio, con la redistribución democrática del poder, y el reencuentro con la condición andina ambiental y sus zonas de habitabilidad. El Estado en su conjunto debe ser Descentralizado, correspondiendo así a una sociedad diversa y ampliamente distribuida en el espacio, y a un territorio cuya ocupación requiere formas de organización adecuadas para su gobierno, niveles descentralizados.

La Descentralización, por tanto, no pueden sustentarse en el reconocimiento, progresivo o simultáneo, de nacionalidades preexistentes, o de grupos que uno a uno van accediendo a un estatuto especial de gobierno descentralizado. Se sustenta en sociedades regionales que emergen en territorios eco-históricos, constantes a lo largo de los años y diversos en sus componentes, y que delimitan los ámbitos de gestión del territorio. Esto supone, al mismo tiempo, incorporar a las formas estatales las singularidades de etnias andinas y amazónicas, ahí donde tienen vigencia sus formas de autoridad local.

       La base histórica del proceso de la descentralización está dado por los Departamentos y la ocupación humana del territorio que ha combinado a lo largo de la historia las zonas de habitabilidad de los ecosistemas andinos, las relaciones comerciales y los principales ejes de los sistemas productivos del desarrollo nacional. El desarrollo de la urbe requiere del desarrollo regional, y la ciudad se constituye en uno de los actores fundamentales de la descentralización . La ciudad requiere ser sustentable para lograr desarrollarse. Esta debe ser la base de una reformulación de relaciones entre los gobiernos regionales y los gobiernos locales, dos niveles de gobernabilidad indispensables en el nuevo esquema del país.

La Descentralización requiere una modificación de las relaciones entre el Estado y la Sociedad. El Estado debe reformularse a un nuevo rol, de ser de Promoción Estratégica, de ser promotor de las condiciones de la descentralización en toda la sociedad, dando especial amplitud a los integrantes de las sociedades regionales para que se afiancen en su autonomía y se eleven a ejercer sus respectivo niveles de gobierno y lograr el desarrollo de sus pueblos.

                                                    JULIO CÉSAR CASTIGLIONI GHIGLINO

                                                                     Lima, 26 de agosto de 2002

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