lunes, 17 de marzo de 2014

CONVERSANDO CON MIS AMIGOS


Cuando en días pasados decidí comunicarles mi pre-candidatura a la Secretaría general provincial de Lima, tomé contacto con muchos amigos del Partido y ello me dijo “¿Qué me ofreces para votar por ti?” mi respuesta inmediata fue “NADA”. Porque entiendo que un proceso electoral internos, es un medio para determinar a titular de un cargo, donde existe una propuesta electoral, competencia entre candidatos, igualdad de oportunidades, libertad de elección, libertad de decisión mediante un voto y decisión en el tiempo sujeta a  rectificación, son principios fundamentales en un sistema de elecciones competitivas; contrario a las aclamaciones, designaciones, sorteos o votación a mano alzada, dentro de un sistema  no competitivo. Las elecciones internas son competitivas más no subastas electorales donde prima el criterio de quien da más.

De ser así, ahorremos tiempo en convocatoria, nombres y listados inútiles, nombremos un martillero y en subasta pública entreguemos los cargos a quien de más.    

Otros amigos, creen que las elecciones competitivas son una iniciativa extraña e inmadura para la realidad de nuestro partido; algunos, felizmente minoritarios, ven peligrar sus posibilidades de ser los únicos y eternos candidatos, preocupados en los oropeles del cargo antes que la responsabilidad propia del ejercicio; en cambio, otros están imaginando como inflar padrones repartiendo carnets como boletos de circo, inscribiendo a cualquier persona sin tener  en cuenta si simpatiza con nosotros o no; pero la gran mayoría, piensa que un proceso electoral  interno en todos los niveles es un espíritu de renovación, donde se tendrá que aplicar programas de acción, dinámica de trabajo y políticas de fortalecimiento de la estructura partidaria.

Convencido que en las actuales circunstancias los Partidos Políticos languidecen en sus locales sin horizonte, por falta de metas que los inspiren y nuestro Partido como portador del estandarte de la Doctrina Social Cristina, debe elegir para los puestos de responsabilidad en todos los niveles a los hombres que por su dedicada vocación de trabajo, garanticen la continuidad de la obra iniciada hace 25 años.

Exijámonos como líderes de nuestra institución, porque el liderazgo es la capacidad de hacer girar el entorno, de inspirar confianza y de movilizar las estructuras. La misión del líder es mantener los valores doctrinarios, administra y fomenta la innovación; busca una conducta permanente de disciplina, prisionero del reloj, sometido a la crisis, león en la acción, ciervo de los plazos que le vencen; convirtamos nuestro lenguaje no en medio de engaño sino de comunicación, no en enemigo sino en amigo del principio de lealtad, porque antes que nuestras ambiciones personales está el Partido.

Es hora de optar por una mentalidad positiva analizando nuestra situación, juzgando nuestros éxitos, controlando nuestros pensamientos, sanado la lección de nuestros fracasos; muchos partidos han perecido esperando la consecuencia de sus errores. Elevemos nuestros ideales de perjuicios y estrechez de criterio, rechacemos la tentación de comprar las conciencias y voluntades con prevendas y dádivas, porque ello destruye a la persona y lo convierte en objeto utilizable, fijémonos metas a nuestro alcance, obliguémonos a un programa de realizaciones con propuestas concretas. “Pongámonos en acción hombres y mujeres social cristianos”.


El SOCIAL CRISTIANO, 1992

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