Los principales indicadores productivos, sociales,
políticos y económicos del país se encuentran en la ciudad de Lima,
prácticamente en todos los índices. El 97% de las decisiones sobre gastos
estatales se toman en ella, el 97% de los servicios crediticios y financieros
se deciden de la misma manera, se recauda el 96% de los impuestos y está
concentrada, el 80% de la inversión privada, 75% del PB Industrial, el 55% de
los trabajadores estatales.
En el terreno del reordenamiento institucional, es
evidente que se requiere especificar las funciones que los distritos, órganos
del gobernó descentralizado y centralizado, deben tener en el futuro en el
ordenamiento básico del país, donde legislar debe seguir siendo la tarea
principal del Congreso Nacional, en el marco de un país con un régimen
históricamente unitario y no estar perdiendo el tiempo en ver Vladivideos cuya
tarea corresponde al Poder Judicial. La autonomía y vida propia de las regiones
son también la base que el país cuente con ciudadanos formados para pensar y
decidir independientemente con iniciativa propia, lo que constituye la fuente
esencial de riqueza y valor de un pueblo.
El país está perdiendo lo más valioso tanto de sus
cultura, sus fiestas, sus costumbres, su música y el respeto por sus antepasados.
Un país dueño de una cultura milenaria, debe basarse en ella para proyectarse
al mundo global, sólo así podrá ser moderna y a su vez respetada, grande y
alegre. Los factores culturales tienen un profundo impacto en la identidad
nacional y en la autoestima de los peruanos y con implicancias socioeconómicas
importantes para el desarrollo del país.
Se requiere delimitar con claridad las funciones de los
diversos estamentos de gobierno, los gobiernos locales, las regiones, ver los
mecanismos de capacitación para los funcionarios que trabajen en ellos así como
la asignación de fondos y la captación de recursos propios que pueden tener. La
población considera que es necesario cambiar la pauta que ha caracterizado el
desarrollo nacional, procurando canalizar más inversión hacia el interior
peruano. Debe existir una instancia intermedia entre el gobierno nacional, que
debe ser un gobierno regional. El tipo de funciones que le asigna a esa
instancia intermedia es más de carácter ejecutivo que político: coordinar con
las municipalidades, planificar el desarrollo e invertir en infraestructura del ámbito intermedio.
La Descentralización es un proceso y ello implica una
gradualidad. En otras palabras, que no es un acto instantáneo o inmediato, sino
que exige un tiempo a lo largo del cual se promueve el efecto deseado. Se trata
de un proceso que debe conducirse, sustantivamente en el que el cambio de
modelo de crecimiento hacia una economía social, de mercado que permita la
emergencia de fuerzas económicas locales o regionales, y a su vez, demarcar la
descentralización del poder político. Existe consenso en relación a la
necesidad de establecer una instancia intermedia que favorezca la coordinación
de las dinámicas locales entre sí, sin anularlas ni interferir con ellas. La
población refiere un modelo más ejecutivo. La Descentralización es una nueva
etapa de la democracia, y no puede ser reducida a un asunto
político-administrativo o de ajuste de costos en el Estado. Es un proceso
productivo-social de ocupación y organización del territorio, con la
redistribución democrática del poder, y el reencuentro con la condición andina
ambiental y sus zonas de habitabilidad. El estado en su conjunto debe ser
Descentralizado, correspondiendo así a una sociedad diversa y ampliamente
distribuida en el espacio, y a un territorio cuya ocupación requiere formas de
organización adecuadas para un gobierno, en los que sus niveles
descentralizados, regional, debe también ser compuestos por elección directa
democrática de los ciudadanos. La Descentralización, por tanto, no pueden
sustentarse en el reconocimiento, progresivo o simultáneo, de nacionalidades
preexistentes, o de grupos que uno a una van accediendo a un estatuto especial
de gobierno descentralizado.
Se sustenta en sociedades regionales que emergen en
territorios eco-históricos, constantes a lo largo de los años y diversos en sus
componentes, y que delimitan los ámbitos de gestión del territorio. Esto
supone, al mismo tiempo, incorporar a las formas estatales las singularidades de
etnias andinas y amazónicas, ahí donde tienen vigencia sus formas de autoridad
local. La base histórica del proceso de la descentralización está dado por la
ocupación por la ocupación humana del territorio que ha combinado a lo largo de
la historia las zonas de habitabilidad de los ecosistemas andinos, las
relaciones comerciales y de intercambio en espacios muy amplios de carácter
continental y nacional, y los principales ejes de los sistemas productivo del
desarrollo nacional. El desarrollo de la urbe requiere del desarrollo regional,
y la ciudad se constituye en uno de los actores fundamentales de la
Descentralización. La ciudad requiere ser sustentable para lograr
desarrollarse. Esta debiera ser la base de una reformulación de relaciones
entre los gobiernos regionales y las municipalidades, dos niveles de
gobernabilidad indispensables en los territorios descentralizados. Uno de los
grandes desafíos del futuro, en relación a la descentralización, es que se
establezcan formas institucionales del Estado que puedan dar curso, afianzar,
promover y representar a las comunidades regionales socio-políticas. Debe
estatuirse el nivel regional de Gobierno sobre regiones, más amplio; la forma
de Gobierno debe ser la de un ejecutivo elegido democráticamente y una instancia
de coordinación normativa. La Descentralización requiere una modificación de
las relaciones entre el Estado y la Sociedad. El estado debe formularse a un
nuevo rol, de ser de Promoción Estratégica, de ser promotor de la condiciones
de descentralización en toda la sociedad, dando especial amplitud a los
integrantes de las sociedades regionales para que se afiancen en su autonomía y
se eleven a ejercer sus respectivos niveles de gobierno y lograr el desarrollo
de sus pueblos.
Julio César Castiglioni Ghiglino
POLÉMICA MUNICIPAL, SEMANA DEL 30 DE OCTUBRE AL
05 DE NOVIEMBRE DEL 2001
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