La Descentralización del poder supone la democracia
y esta sólo se realiza plenamente en un estado donde aquel se distribuya con
equidad en el ordenamiento territorial.
La idea centralizadora ha entrado en crisis en todo el mundo, al punto
de que “Francia misma, patria indiscutible del centralismo”, cuyo modelo de
Estado fue seguido por muchos otros países e influyó grandemente en la
organización administrativa española y latinoamericana, ha sido ganada por el
criterio descentralizador.
En el terreno del reordenamiento institucional, es
evidente que se requiere especificar las funciones que los distintos órganos
del gobierno descentralizados y centralizados deben tener en el futuro en el
ordenamiento básico del país, donde legislar debe seguir siendo la tarea
principal del Congreso Nacional, en el marco de un país con un régimen históricamente
unitario. La autonomía y vida propia de las regiones son también la base para
que el país cuente con ciudadanos formados para pensar y decidir
independientemente con iniciativa propia, lo que constituye la fuente esencial
de riqueza y valor de un pueblo.
El país está perdiendo lo más valioso tanto de su
cultura viva, sus fiestas, sus leyendas, sus cultos, su música y el respeto por
sus costumbres. Un país dueño de una cultura milenaria, debe basarse en ella
para proyectarse al mundo global, sólo así podrá ser moderno y a su vez
respetado, grande y alegre. Los factores culturales tienen un profundo impacto
en la identidad nacional y en la autoestima de los peruanos y con implicancias
económicas importantes para el turismo y de grandes posibilidades para el país.
Se requiere delimitar con claridad las funciones de
los diversos estamentos de gobierno, establecer mecanismos de capacitación para
los funcionarios que trabajen en ellos así como la asignación de fondos y la
captación de recursos propios que pueden tener. La población peruana considera
que es necesario cambiar la pauta que ha caracterizado el desarrollo nacional,
procurando canalizar más inversión hacia el interior peruano.
La instancia intermedia entre el gobierno municipal
y el gobierno nacional, son las regiones. El tipo de funciones que le asigna a
esa instancia intermedia debe ser más carácter ejecutivo que político:
coordinar con las municipalidades, planificar el desarrollo e invertir en
infraestructura del ámbito intermedio.
Existe
consenso en relación con la necesidad de establecer una instancia intermedia
que favorezca la coordinación de las dinámicas locales entre sí, sin anularlas
ni interferir con ellas. La población prefiere un modelo más ejecutivo. La
descentralización es una nueva etapa de la democracia, y no puede ser reducida
a un asunto político-administrativo o de ajuste de costos en el Estado. Es un
proceso productivo-social de ocupación y organización del territorio, con la
redistribución democrática del poder, y el reencuentro con la condición andina
ambiental y sus zonas de habitabilidad.
El Estado
en su conjunto debe ser descentralizado, correspondiendo así a una sociedad
diversa y ampliamente distribuida en el espacio, y a un territorio cuya
ocupación requiere formas de organización adecuadas para su gobierno, en los
que sus niveles descentralizados regionales deben también ser compuestos por
elección directa democrática de los ciudadanos.
JULIO CÉSAR CASTIGLIONI GHIGLINO
Lima, 23 de julio de 2002
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