Habiéndose aprobado la modificación constitucional
del capítulo XIV de la Constitución Política del Estado, se ha dado un paso
importante para el nacimiento de las Regiones en base a los actuales
departamentos, más la Provincia Constitucional del Callao y la creación de la
Región Lima, sin la presencia de la Capital de la República, la cual tendrá un
régimen especial en razón de ser la primera ciudad del país en importancia.
Las regiones nacen de una realidad geográfica,
antropológica, cultural y social, personas pertenecientes a un mismo grupo
natural ocupan espacios comunes y buscan su unión por características
idénticas; establecen un mosaico de integridad con coincidencias, afinidades,
es una comunidad de vida, integrada por valores
profundos de un pasado. Los pueblos se agrupan en base a su vivencia natural y
enfrentan problemas idénticos, los cuales deben superar en forma organizada. El
conjunto de estos valores se llaman unidades geopolíticas con realidades
históricas comunes.
Los pueblos han perfilado tradiciones y rasgos
culturales, los cuales no tienen que desaparecer sino más bien se tienen
integrar buscando el verdadero sentir de la Región. No hay que hacer de éste
proceso extraño, sin el real convencimiento de sus grandes alcances, que sea un
proceso de integración de la Comunidad Andina en la Sierra, de las Aldeas
Nativas en la Selva y la identificación con los Pueblos jóvenes en la Costa.
El proceso de Descentralización es una tarea
impostergable que requiere la decisión política y la participación
democrática de la ciudadanía y
competencias de cada una de las regiones.
El rol de las regiones tienen que ser planificadas,
deben ir ligadas a la determinación de proyectos a ejecutarse, a la interacción
de un desarrollo homogéneo y una labor ejecutiva de proyectos reales para
desarrollar, no mas falsas ilusiones que nacen muertas porque la realidad los
mató, las Regiones tienen que tener una vida propia que no estén ligadas al
yugo centralista, sino que sean Entes de Desarrollo, dentro de la Estructura
del Estado Peruano.
Este proceso requiere necesariamente un cambio de
mentalidad para establecer conciencia regional en la regionalización, debe ser
un impulso para el cambio, debe responder al Proyecto del País, que haga del
Perú una nación donde no existan desarrollos desiguales, completamente
desarticulado. Este proceso tiene que nacer de abajo hacia arriba;
fortaleciendo los gobiernos locales, y que incluya la participación ciudadana
como ente verdaderos de poder y de cambio y de arriba hacia abajo; donde el
gobierno central transfiera en forma progresiva las competencias.
La descentralización es un asunto de magnos
alcances, esta debe contar a las diferentes instancias de gobierno
descentralizadas con autosostenimiento y producto de una integración
geográficos, políticos, social, económico, antropológicos y cultural, y no
estar sujeto a consideraciones distintas, debe ser una medida efectiva de
preparación y organización planificada
que nos conduzca al cambio trascendental para forjar una patria más justa y
soberana, digna de sus hijos.
Hay que crear los canales para su identificación con
la realidad, demos un paso adelante, trasladando el poder en forma real.
Haciendo un proyecto de real dimensión con la movilización de todas las
sangres.
La descentralización, debe traer consigo las
posibilidades de cambios políticos, administrativos, económicos reconociéndoles
la autonomía que les otorga la Constitución Política del estado, que se
transfiera realmente el poder y se forje una nueva estructura del estado
Peruano que esté acorde con los tiempos en que vivimos.
JULIO CÉSAR CASTIGLIONI GHIGLINO
Huaraz,
junio del 2002.
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