DISPOSICIONES
MUNICIPALES
El
30 de octubre de 2005, se llevará a cabo el proceso de referéndum para la
conformación e integración de las Regiones, esto al amparo de lo que establece
el artículo 190º de la Constitución Política del Estado. Las regiones se crean
sobre la base de áreas contiguas integradas históricas, culturales,
administrativa y económicamente, conformando unidades geoeconómicas
sostenibles.
El
proceso de regionalización se inicia eligiendo gobiernos en los actuales
departamentos y la Provincia Constitucional del Callao. Estos gobiernos son
gobiernos regionales. Mediante referéndum podrán integrarse dos o más
circunscripciones departamentales contiguas para constituir una región,
conforme a Ley. Igual procedimiento siguen las provincias y distritos contiguos
para cambiar de circunscripción regional.
Lima, la Ciudad de los Reyes constituye el Centro
del país, en lo económico, cultura, político y social. El centralismo que
padecemos desde la Colonia nos ha hecho mucho daño. Es clamoroso comprobar que
existan pueblos en el interior que padezcan de los elementales servicios y
recursos, pueblos que pese al esfuerzo y trabajo de sus hijos, no han logrado
alcanzar el desarrollo deseado.
Que la experiencia pasada nos sirva de ejemplo y no
hacer del proceso de descentralización un proceso sin rumbo, sin el real
convencimiento de sus grandes alcances, que sea la integración de la comunidad
de todo el país, es una tarea nacional impostergable que requiere de un
sustento económico, social, cultural y de condiciones políticas.
Las Regiones tienen que tener una real autonomía
económica, administrativa y política deben ser entes de desarrollo dentro de
los parámetros de la estructura y las políticas de Estado. La Descentralización
es un asunto de magnos alcances, y como tal debe proyectarse bien, que no se
imponga, que no se le convierta en un proceso de entusiasmo y apresuramiento
sin un rumbo fijo.
Hay que crear los canales para su realización a la
realidad en armonía con el Estado y la Sociedad, demos un paso adelante, pero
hay que ir a la traslación real del poder. La coyuntura actual ha despertado
entusiasmo en que la Descentralización debe convertirse en un proyecto real de
transformación y cambio con la movilización del país, haciendo de ella una
herramienta de desarrollo y trabajo.
Cada región debe poseer las posibilidades para un
desarrollo sostenido, para lograr su desarrollo debe sustentarse en los ejes
productivos-sociales que potencian los recursos principales que poseen, integrándose
a un plan nacional del cual son parte el desarrollo nacional, debe buscarse
afianzar los poderes en base a la voluntad democrática y a las fuerzas
representativas de la Región.
La descentralización por su importancia en el
proceso de desarrollo, debe constituirse en la viga maestra de la política del
Estado, de manera, que en el marco legal en que se desarrollen no puedan ser
afectadas por disposiciones que directa o indirectamente las desvirtúen. Que se
haga un proceso consistente y realista, que revierta la actual tendencia
centralista, promueva la integración nacional, y el desarrollo armónico de las
regiones. Que se formule un Programa descentralizador que permita a los pueblos
disfrutar de sus riquezas naturales y desarrollarse en forma equilibrada y
natural.
Debemos
continuar la movilización entorno a la auténtica plataforma de
descentralización, concretar este propósito resulta muy complejo. Este proceso
requiere necesariamente un cambio radical de las realidades actuales, donde no
existan desarrollos desiguales, presentando un país completamente
desarticulado, donde exista el pluralismo social y cultural.
Creemos
firmemente en la descentralización del país, con cambios políticos, económicos
y sociales reconociéndoles su real autonomía a la Región y que les otorga la
Constitución del Estado, que este proceso nos lleve a forjar una Patria, donde
los sueños se hagan realidad, se abran las puertas de la esperanza nacional y
conciliar la Legislación, dando inicio a la descentralización, para lograr el
desarrollo nacional.
La historia del antiguo Perú, ha alternado períodos de
integración nacional en torno a un núcleo único, denominados horizontes por la arqueología, y
períodos de disgregación y localismo, llamados intermedios. El primer momento centralizador del Perú antiguo se
habría producido con la aparición de la Cultura Chavín, que significó un
predominio religioso y cultural de más de mil años sobre un radio de unos
cuatrocientos mil kilómetros cuadrados.
El
proceso unificador del incario, le sucedió la dispersión durante la conquista,
cuyos realizadores traían consigo el espíritu localista del ayuntamiento de la
España de la reconquista. Pese a ello, los cabildos apenas tuvieron un breve florecimiento pues
muy pronto se confirmó un poder central directamente dependiente de la metrópoli. La derrota de
Gonzalo Pizarro y de Francisco Hernández Girón, significó el fin de esa
aspiración. El Rey desconoció los
poderes municipales concentrándose en el Virrey en el Consejo de Indicas y más adelante en las intendencias, bajo la
dinastía de los borbones.
Lourdes
Flores Nano, señala fundada la república, ésta desechó el federalismo, presente
en el pensamiento liberal de buena parte de los próceres de la independencia
del Perú y que encontró alguna expresión en los debates constituyentes de 1823
y 1828. Basadre cree que el federalismo no prosperó en el Perú, en contraste
con los países de grandes llanuras, debido a lo abrupto del territorio, donde
el agricultor y el ganadero fueron estacionarios. Los fundadores de la
república prefirieron la centralización del poder, ante el temor de la
desintegración del Estado por la adversidad geográfica, las enormes distancias
y las ambiciones territoriales de naciones vecinas. El régimen unitario tuvo la
virtud de construir el Estado peruano, en medio de las mayores asechanzas y de la amenaza permanente de
disgregación.
La tradición nacional es la de un Estado unitario, así lo
establece el artículo 43° de la Constitución Política del Estado al señalar que
el gobierno del Perú es unitario, representativo y descentralizado, y se
organiza según el principio de la separación de poderes.
Podríamos sostener con certeza que
el mayor problema del país no es económico sino político y administrativo, ya
que el centralismo que ha sido la forma de gobierno y de distribución de las
actividades económicas exageradamente concentradas en Lima y en algunas pocas
ciudades del Perú.
En el Perú se mantuvo, a pesar de
las tragedias históricas y a pesar de los contrastes geográficos, en una unidad
nacional. Ella viene desde el tiempo incaico, la mantuvo el virreinato; la
reafirmó la convergencia en nuestro territorio de los dos movimientos de la
independencia del Norte y del Sur. La rebelión de los cabildos, que fue un
hermoso despertar de la conciencia americana, tuvo en cambio el inconveniente
de afirmar demasiado la autonomía local. La revolución que aparece primero en
Tacna y luego en Huánuco y en el Cuzco, fue sofocada. La independencia en el
Perú se realizó por movimientos generales, tales como el de San Martín y el de
Bolívar, que habían de determinar la afirmación de la unidad de la patria, que
incluso se tuvo que aprobar en un Cabildo Abierto, luchar por la independencia
del Perú.
La capitalidad del Perú, es
incuestionable; pero no queremos que Lima sea solamente la capital, por
representar la tradición, por representar la mayor economía y por representar
el centralismo político; queremos que Lima sea realmente la capital de la
República por su efectiva atracción de las provincias y por una especie de
irradiación de vida y de cultura a todos los pueblos del Perú para que estos se
desarrollen y crezcan a semejanza de ello.
Al estudiar la formación de la nacionalidad peruana se observa que las
antiguas ciudades en que había cabildo, que representa de cierto modo la
autonomía dentro de la colonia, en que se elegían los regidores, sedes de
obispados que representaban el interés eclesiástico, eran como grandes núcleos
regionales.
El punto ha sido maduramente
estudiado por el doctor Villarán en su estudio “La Historia de la Instrucción
Pública en el Perú”. Recordemos que la ley dada en la época del Mariscal
Castilla centralizó la Instrucción Pública. El año 72 con la idea generosa pero
equivocada de la descentralización y de la absoluta autonomía municipal se
entregó por entero la instrucción pública a las municipalidades. Las
municipalidades no estaban en capacidad para atender, vigilar o controlar y
orientar la instrucción primaria. Fue el hijo del Gobernante que precisamente
propuso aquella descentralización quien rectificó la obra de su ilustre padre
con el objeto de dar más eficacia a la instrucción pública.
Continuará…
Polémica
Municipal – Semana del 29 de setiembre al 05 de octubre de 2005 – Edición N°
289
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