sábado, 17 de mayo de 2014

LA CREACIÓN DE LAS REGIONES

DISPOSICIONES MUNICIPALES


El 30 de octubre de 2005, se llevará a cabo el proceso de referéndum para la conformación e integración de las Regiones, esto al amparo de lo que establece el artículo 190º de la Constitución Política del Estado. Las regiones se crean sobre la base de áreas contiguas integradas históricas, culturales, administrativa y económicamente, conformando unidades geoeconómicas sostenibles.

El proceso de regionalización se inicia eligiendo gobiernos en los actuales departamentos y la Provincia Constitucional del Callao. Estos gobiernos son gobiernos regionales. Mediante referéndum podrán integrarse dos o más circunscripciones departamentales contiguas para constituir una región, conforme a Ley. Igual procedimiento siguen las provincias y distritos contiguos para cambiar de circunscripción regional.

Lima, la Ciudad de los Reyes constituye el Centro del país, en lo económico, cultura, político y social. El centralismo que padecemos desde la Colonia nos ha hecho mucho daño. Es clamoroso comprobar que existan pueblos en el interior que padezcan de los elementales servicios y recursos, pueblos que pese al esfuerzo y trabajo de sus hijos, no han logrado alcanzar el desarrollo deseado.

Que la experiencia pasada nos sirva de ejemplo y no hacer del proceso de descentralización un proceso sin rumbo, sin el real convencimiento de sus grandes alcances, que sea la integración de la comunidad de todo el país, es una tarea nacional impostergable que requiere de un sustento económico, social, cultural y de condiciones políticas.

Las Regiones tienen que tener una real autonomía económica, administrativa y política deben ser entes de desarrollo dentro de los parámetros de la estructura y las políticas de Estado. La Descentralización es un asunto de magnos alcances, y como tal debe proyectarse bien, que no se imponga, que no se le convierta en un proceso de entusiasmo y apresuramiento sin un rumbo fijo.

Hay que crear los canales para su realización a la realidad en armonía con el Estado y la Sociedad, demos un paso adelante, pero hay que ir a la traslación real del poder. La coyuntura actual ha despertado entusiasmo en que la Descentralización debe convertirse en un proyecto real de transformación y cambio con la movilización del país, haciendo de ella una herramienta de desarrollo y trabajo.

Cada región debe poseer las posibilidades para un desarrollo sostenido, para lograr su desarrollo debe sustentarse en los ejes productivos-sociales que potencian los recursos principales que poseen, integrándose a un plan nacional del cual son parte el desarrollo nacional, debe buscarse afianzar los poderes en base a la voluntad democrática y a las fuerzas representativas de la Región.

La descentralización por su importancia en el proceso de desarrollo, debe constituirse en la viga maestra de la política del Estado, de manera, que en el marco legal en que se desarrollen no puedan ser afectadas por disposiciones que directa o indirectamente las desvirtúen. Que se haga un proceso consistente y realista, que revierta la actual tendencia centralista, promueva la integración nacional, y el desarrollo armónico de las regiones. Que se formule un Programa descentralizador que permita a los pueblos disfrutar de sus riquezas naturales y desarrollarse en forma equilibrada y natural.

Debemos continuar la movilización entorno a la auténtica plataforma de descentralización, concretar este propósito resulta muy complejo. Este proceso requiere necesariamente un cambio radical de las realidades actuales, donde no existan desarrollos desiguales, presentando un país completamente desarticulado, donde exista el pluralismo social y cultural.

Creemos firmemente en la descentralización del país, con cambios políticos, económicos y sociales reconociéndoles su real autonomía a la Región y que les otorga la Constitución del Estado, que este proceso nos lleve a forjar una Patria, donde los sueños se hagan realidad, se abran las puertas de la esperanza nacional y conciliar la Legislación, dando inicio a la descentralización, para lograr el desarrollo nacional.

            La historia del antiguo Perú, ha alternado períodos de integración nacional en torno a un núcleo único, denominados horizontes por la arqueología, y períodos de disgregación y localismo, llamados intermedios. El primer momento centralizador del Perú antiguo se habría producido con la aparición de la Cultura Chavín, que significó un predominio religioso y cultural de más de mil años sobre un radio de unos cuatrocientos mil kilómetros cuadrados.

El proceso unificador del incario, le sucedió la dispersión durante la conquista, cuyos realizadores traían consigo el espíritu localista del ayuntamiento de la España de la reconquista. Pese a ello, los cabildos  apenas tuvieron un breve florecimiento pues muy pronto se confirmó un poder central directamente  dependiente de la metrópoli. La derrota de Gonzalo Pizarro y de  Francisco  Hernández Girón, significó el fin de esa aspiración. El Rey desconoció  los poderes municipales concentrándose en el Virrey en el Consejo de Indicas y  más adelante en las intendencias, bajo la dinastía de los borbones.

            Lourdes Flores Nano, señala fundada la república, ésta desechó el federalismo, presente en el pensamiento liberal de buena parte de los próceres de la independencia del Perú y que encontró alguna expresión en los debates constituyentes de 1823 y 1828. Basadre cree que el federalismo no prosperó en el Perú, en contraste con los países de grandes llanuras, debido a lo abrupto del territorio, donde el agricultor y el ganadero fueron estacionarios. Los fundadores de la república prefirieron la centralización del poder, ante el temor de la desintegración del Estado por la adversidad geográfica, las enormes distancias y las ambiciones territoriales de naciones vecinas. El régimen unitario tuvo la virtud de construir el Estado peruano, en medio de las mayores  asechanzas y de la amenaza permanente de disgregación.

            La tradición nacional es la de un Estado unitario, así lo establece el artículo 43° de la Constitución Política del Estado al señalar que el gobierno del Perú es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el principio de la separación de poderes.

            Podríamos sostener con certeza que el mayor problema del país no es económico sino político y administrativo, ya que el centralismo que ha sido la forma de gobierno y de distribución de las actividades económicas exageradamente concentradas en Lima y en algunas pocas ciudades del Perú.

            En el Perú se mantuvo, a pesar de las tragedias históricas y a pesar de los contrastes geográficos, en una unidad nacional. Ella viene desde el tiempo incaico, la mantuvo el virreinato; la reafirmó la convergencia en nuestro territorio de los dos movimientos de la independencia del Norte y del Sur. La rebelión de los cabildos, que fue un hermoso despertar de la conciencia americana, tuvo en cambio el inconveniente de afirmar demasiado la autonomía local. La revolución que aparece primero en Tacna y luego en Huánuco y en el Cuzco, fue sofocada. La independencia en el Perú se realizó por movimientos generales, tales como el de San Martín y el de Bolívar, que habían de determinar la afirmación de la unidad de la patria, que incluso se tuvo que aprobar en un Cabildo Abierto, luchar por la independencia del Perú.
                       
            La capitalidad del Perú, es incuestionable; pero no queremos que Lima sea solamente la capital, por representar la tradición, por representar la mayor economía y por representar el centralismo político; queremos que Lima sea realmente la capital de la República por su efectiva atracción de las provincias y por una especie de irradiación de vida y de cultura a todos los pueblos del Perú para que estos se desarrollen y crezcan a semejanza de ello.

Al estudiar la formación de la nacionalidad peruana se observa que las antiguas ciudades en que había cabildo, que representa de cierto modo la autonomía dentro de la colonia, en que se elegían los regidores, sedes de obispados que representaban el interés eclesiástico, eran como grandes núcleos regionales.

            El punto ha sido maduramente estudiado por el doctor Villarán en su estudio “La Historia de la Instrucción Pública en el Perú”. Recordemos que la ley dada en la época del Mariscal Castilla centralizó la Instrucción Pública. El año 72 con la idea generosa pero equivocada de la descentralización y de la absoluta autonomía municipal se entregó por entero la instrucción pública a las municipalidades. Las municipalidades no estaban en capacidad para atender, vigilar o controlar y orientar la instrucción primaria. Fue el hijo del Gobernante que precisamente propuso aquella descentralización quien rectificó la obra de su ilustre padre con el objeto de dar más eficacia a la instrucción pública.

Continuará…



Polémica Municipal – Semana del 29 de setiembre al 05 de octubre de 2005 – Edición N° 289

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