El
artículo 188º de la Constitución Política de Estado señala que la
Descentralización es una forma de organización democrática y constituye una
política permanente de estado de carácter obligatorio que tiene como objetivo
fundamental el desarrollo integral del país. El proceso de descentralización se
realiza por etapas, en forma progresiva y ordenada conforme a criterios que
permitan una adecuada asignación de competencias y transferencias de recursos
del gobierno nacional hacia los gobiernos regionales y locales.
Por
su parte la Ley de Bases de Descentralización Nº 27783 en su artículo 3º señala
que la descentralización tiene como finalidad el desarrollo integral armónico y
sostenible del país mediante la separación de competencias y funciones, y el
equilibrado ejercicio del poder por los tres niveles de gobierno en beneficio
de la población.
Las
regiones nacen de una realidad geográfica, antropológica, cultural y social,
personas pertenecientes a un mismo grupo natural ocupan espacios comunes y
buscan su unión por características idénticas; establecen un mosaico de
integridad con coincidencias, afinidades, es una comunidad de vida, integrada
por valores profundos de su pasado. Los pueblos se agrupan en base a su
vivencia natural y enfrentan problemas idénticos, los cuales deben superar en
forma organizada. El conjunto de estos valores se llaman unidades geopolíticas
con realidades históricas comunes.
El
proceso de Regionalización es una tarea nacional impostergable que requiere de
decisión política, y la participación democrática de la ciudadanía y
competencias de cada una de las regiones.
El
rol de las regiones tienen que ser planificadas, deben ir ligadas a la
determinación de proyectos a ejecutarse, a la interacción de un desarrollo
homogéneo y una labor ejecutiva de proyectos reales para desarrollar, no mas
falsas ilusiones que nacen muertas porque la realidad las mató, las Regiones
tienen que tener una vida propia que no estén ligadas al yugo centralista, sino
que sean Entes de desarrollo, dentro de la Estructura del Estado Peruano.
Este
proceso requiere necesariamente un cambio de mentalidad, para establecer
conciencia regional en la regionalización debe ser un impulso para el cambio,
debe responder al Proyecto del País, que se haga del Perú una nación donde no
exista desarrollos desiguales, completamente desarticulado. Este proceso tiene
que nacer de abajo hacia arriba; fortaleciendo los gobiernos locales, y que
incluya la participación ciudadana como entes verdaderos de poder y de cambio y
de arriba hacia abajo; donde el gobierno central transfiera en forma progresiva
las competencias a los gobiernos subnacionales.
Los
pueblos han perfilado sus tradiciones y rasgos culturales, los cuales no tienen
que desaparecer sino más bien se tienen que integrar buscando el verdadero
sentir de la Región. No hay que hacer de éste proceso extraño, sin el real
convencimiento de sus grandes alcances, que sea un proceso de integración de la
Comunidad Andina en la Sierra, de las Aldeas Nativas en la Selva y la
identificación con los Pueblos Jóvenes en la Costa.
La
Regionalización es un asunto de magnos alcances, esta debe contar a las
diferentes instancias de gobierno descentralizadas con autosostenimiento y
producto de la integración geográficos, políticos, social, económicos,
antropológicos y cultural, y no estar sujeto a consideraciones distintas, debe
ser una medida efectiva de preparación y organización planificada que nos
conduzca al cambio trascendental para forjar una patria más justa y soberana,
digna de sus hijos.
Hay
que crear los canales para su identificación con la realidad, demos un paso
adelante, trasladando el poder en forma real. Haciendo un proyecto de real
dimensión con la movilización de todas las sangres.
La
Regionalización, debe traer consigo las posibilidades cambios políticos,
administrativos, económicos reconociéndoles la autonomía que les otorga la
Constitución Política del estado, que se transfiera realmente el poder y se
forje una nueva estructura del Estado Peruano que esté acorde con los tiempos
en que vivimos.
La desconcentración no es
descentralización. La desconcentración es sencillamente un proceso para
permitir a los organismos regionales del gobierno central tomar decisiones más
cerca de la gente, pero la responsabilidad y la dirección de política es
centralista. El modelo que casi todos los países del mundo están adoptando es
un modelo descentralizado. Hay un proceso enorme de descentralización en
Europa. Países centralizados históricamente como Francia e Inglaterra están
envueltos en un proceso de descentralización. Recientemente, Francio otorgó un
estatuto de autonomía a Córcega y la Gran Bretaña ha concedido parlamentos
autónomos a Escocia y al país de Gales.
En un
sistema de delegación, los gobiernos locales, los gobiernos subnacionales
todavía actúan como agentes del gobierno central, las perspectiva de política
son de arriba-abajo, hay una preponderancia de los intereses nacionales sobre
los intereses locales. En cierto punto, los gobiernos subnacionales aplican
políticas diseñadas a nivel nacional y la autonomía presupuestaria de los
gobiernos subnacionales bajo este concepto de delegación es limitada.
El
esquema de delegación de gobierno es más frecuente en los países con sistema
político unitario, en Europa: Inglaterra y Francia, pero también hay
federaciones, en Alemania, donde el sistema político de descentralización se
puede considerar más bien un sistema delegado que un sistema de devolución.
El
sistema de devolución –que es mucho más frecuente en sistemas federales pero
también en sistemas unitarios como en el caso de España. España es un país
unitario pero, sin embargo, hay devolución a nivel regional y a nivel local. A
los gobiernos se les concede autonomía para decidir y las decisiones y la evolución
políticas son, en muchas ocasiones de abajo hacia arriba y los criterios
evaluativos respecto a cuál es una buena política de gobierno, cuáles son las
prioridades de gasto y cuáles son las políticas más acertadas para el país, no
sólo son nacionales sino también locales y muchas veces hay conflicto entre
ellos. Tiene que haber un sistema para compaginar y resolver conflictos, pero
no siempre el interés nacional persevera sobre el interés local o subnacional.
La
descentralización va de forma conjunta con la democracia, este matrimonio, si
se puede decir, entre descentralización y democracia política. La
descentralización también se usa en muchas ocasiones como una fórmula para
resolver problemas políticos que son, en cierta medida, insolubles dentro de un
sistema unitario de gobierno.
Lo
más importante para avanzar en el proceso de descentralización es lograr la
eficiencia económica. Los gobiernos subnacionales y los municipios están más
cerca de los problemas de los ciudadanos, tienen información sobre sus
necesidades, sobre sus preferencias mucho más que lo que tienen los agentes o
los burócratas del gobierno central. Por lo tanto, un sistema descentralizado
puede usar el gasto, puede usar los recursos fiscales de una manera más
eficiente para promover el bienestar del pueblo.
También
en cierto grado, la descentralización puede, si se diseña de una forma
acertada, promover la movilización de ingresos económicos si se da autonomía a
los gobiernos locales para recaudar sus propios recursos, sus impuestos.
El problema fundamental con la descentralización
es que puede llevar a la falta de estabilidad económica. Los ejemplos más
claros están aquí en Latinoamérica: en el Brasil y Argentina en el pasado,
donde un sistema descentralizado de gobierno que no estaba bien diseñado, que no estaba
controlado, condujo a períodos de inflación y desestabilización económica.
La
descentralización, tiene que ser tomado en cuenta en el momento de diseñar el
sistema, que no puede crear desigualdades regionales más agudas si se les da
autonomía de ingresos a los gobiernos subnacionales y autonomía de gasto,
puesto que hay diferencias en bases económicas, en capacidad de recaudación de
impuestos. Un sistema de descentralización puede llevar fácilmente a más desigualdades
de gasto por habitante entre las regiones o municipios del país.
En el
sentido de cómo organizar el sistema vertical de gobierno, hay dos sistemas:
uno es una estructura jerárquica, en la que cada nivel responde a su nivel
superior, el nivel provincial/regional dialoga o responde al gobierno central y
después los gobiernos locales, los municipios, responden exclusivamente a las
regiones, a las provincias, a los estados; este sistema es más común en los
sistemas federales.
El
otro sistema de organización vertical es un sistema de estructura bifurcada;
con éste podemos decir que se pude diseñar un sistema vertical de gobierno, en
el cual el gobierno central dialoga con los gobiernos provinciales y, al mismo tiempo, dialoga o trabaja con los
gobiernos locales o municipios. No hay una relación entre el nivel intermedio
provincial o regional con los niveles locales. Este sistema es bastante más
común en países unitarios, por ejemplo Inglerra, Polonia, Ucrania o la
República Checa.
Existen,
varios requerimientos para un proceso de descentralización exitoso. Un primer
grupo son de naturaleza política. Un sistema descentralizado tiene que tener un
sistema democrático de elecciones para el ejecutivo, elecciones para el
legislativo de cada nivel de gobierno y debe haber una rendición de cuentas, en
un sistema descentralizado los responsables de los gobiernos subnacionales
tienen que rendir cuentas a sus ciudadanos, a sus electores. Y para que haya un
sistema político representativo, democrático, tiene que haber información y
transparencia en las cuentas y presupuestos.
Tiene
que haber un marco adecuado, un sistema de proceso presupuestario que sea
autónomo, que sea eficiente, que cubra todos los aspectos fundamentales del
presupuesto de gastos.
No se
puede tener descentralización sin una capacidad administrativa local eficiente.
No tenemos un sistema, una capacidad administrativa local porque, en general,
no ha habido descentralización. Si podemos empezar a tener un desarrollo de
capacidad administrativa local a través de la capacitación del personal,
entonces sí habría descentralización.
En
términos de estrategias de descentralización, el primer reconocimiento es que
no hay un sistema perfecto, no hay un sistema ideal, no hay un sistema que
podamos traer al Perú de otro país y decir esto va a funcionar aquí porque
funcionó en otro país; esta es un forma equivocada de llegar al problema. El
sistema descentralizado de cada país tiene que crearse en el país, tiene que
responder a las necesidades, tiene que responder a los intereses, a la historia
del país.
La
descentralización se puede hacer de golpe o se puede hacer de una forma
gradual. En Indonesia, con el paso al sistema democrático para salvar el país
de las tendencias separatistas en las islas de Sumatra, Borneo y Papúa, que
resentían la dominación política de Java, se recurrió a un proceso de
descentralización instantáneo, de choque, en seis meses. Este proceso ha sido
calificado por muchos como un desastre; lo mismo está sucediendo con Pakistán. Lo
mejor, es hacer la descentralización de una forma gradual.
La
descentralización se puede hacer de una forma simétrica o asimétrica. En el
proceso simétrico se les da a todos los gobiernos subnacionales las mismas
responsabilidades de gasto, las mismas fuentes de ingreso. Muchos países han
intentado un proceso de descentralización asimétrico, es decir, dar paquetes
de responsabilidades y recursos, que son
mejor medidos en función de la capacidad administrativa de los gobiernos
subnacionales.
Cuando
se hace la descentralización tiene que haber un sistema de reformas
complementarias. No se debe pensar que con aprobar una ley en el Congreso sobre
la descentralización el proceso se ha acabado; hay una serie de reformas de
leyes que tienen que acompañar, que tienen que estar compaginadas con el
proceso de descentralización. Igualmente, tiene que haber una reforma
tributaria si se va a conceder fuentes de ingresos a los gobiernos
subnacionales; tiene que haber una reforma presupuestaria, ya que va a haber mucho
más autonomía a nivel regional, a nivel local. Con respecto a las decisiones
presupuestarias, el sistema legislativo y los organismos de gobierno central
van a intervenir de una forma distinta como lo hicieron bajo un sistema
centralizado. Debe haber también una reforma administrativa.
Los
pilares fundamentales de un sistema descentralizado, son cuatro: el primero es
la asignación de competencias del gasto. Este es el primer paso. No se puede
descentralizar recursos económicos, no se puede descentralizar impuestos, sin
antes saber cuál es la asignación de competencias, y esto no sólo se refiere a
quién va a ser el responsable de la competencia.
El
segundo pilar es la asignación de fuentes de ingreso. una vez que hemos
establecido cuáles son las competencias, entonces se diseña una asignación de
fuentes de ingreso que permita, en la medida de lo posible, financiar el costo
de la proyección de servicios que se ha concedido o asignado a cada nivel de
gobierno.
El
tercer pilar fundamental de un sistema descentralizado de gobierno es el
sistema de transferencias. En general, siempre va a haber una falta de
correspondencia entre la asignación de gastos y la asignación de ingresos, esto
es, una falta de correspondencia vertical, un desbalance vertical, porque el
gobierno central puede retener la mayoría de las fuentes de ingresos.
El
sistema de transferencias es también crucial, muy importante, para igualar o
compensar diferencias en la capacidad económica, de recursos económicos y
necesidades de gasto a nivel subnacional. Va a haber municipios ricos,
municipios pobres, regiones ricas y regiones pobres; por tanto, la mayoría de
los países diseñan un sistema de transferencias de compensación o igualación
para ayudar a los gobiernos locales con baja capacidad económica o para asistir
en la prestación de servicios cuando existe una necesidad de gastos mayor.
Por
último, el cuarto pilar es establecer un sistema de crédito a nivel regional, a
nivel local, si se transfieren las responsabilidades de gasto por infraestructura
de inversión a nivel subnacional. En este caso se debe pensar en desarrollar un
sistema de crédito local. En general, si se descentralizan las funciones de
gasto, deben ser también los gobiernos locales, los gobiernos provinciales los
que tengan la responsabilidad de invertir. Sin embargo, en la práctica los
sistemas de crédito local tienen una cantidad enorme de problemas y de riesgos.
Por lo tanto, un sistema de crédito local tiene que ir acompañado de controles
explícitos y muy eficientes.
La
descentralización es una cuestión fundamentalmente política, que tiene que
haber consenso nacional y una discusión completa a nivel nacional con inclusión
de todos los niveles de gobierno, de todas las esferas de responsabilidad o de
intervención social, política.
La
cuestión técnica, es naturalmente crucial. Si tenemos un consenso político pero
no tenemos un diseño técnico bueno y completo, entonces estaremos condenados al
fracaso en el proceso de descentralización.
El
proceso de descentralización es un sistema complejo, hasta cierto punto muy
delicado, y que tiene que tener funcionando bien esos cuatro pilares. Tiene que
haber una asignación de gastos, una asignación de recursos, un sistema de
transferencias y un sistema de crédito controlado para que el sistema pueda
funcionar bien. Si no se compaginan estos cuatro elementos y si no se acompañan
con democracia, con rendición de cuentas, si no existe capacitación o
competencia administrativa a nivel local, el sistema descentralizado no va a
funcionar y todo se va a tener que devolver al centro. La descentralización se
convierte en fracaso.
El
paso más importante al comenzar a diseñar el proceso, es reconocer que los
fondos deben seguir a la competencia de gasto. Nunca se debe descentralizar
fondos si no se sabe quién va a ser el responsable en las distintas
competencias. Esto es un problema que ha afrontado, en forma dolorosa, el
proceso de descentralización en Latinoamérica.
En
materia de descentralización, la simplicidad y la transparencia son mucho más
importantes que la complejidad o la exactitud o las leyes enormemente
complicadas. Tiene que haber un sistema de diálogo, tiene que haber
instituciones de cooperación entre los distintos niveles de gobierno para
rellenar esos huecos que van a existir en el sistema legal.
La
simplicidad y la transparencia son fundamentales, si no existe una rendición de
cuentas, si no existe una rendición de cuentas al electorado, a quien paga los
impuestos, no hay un sistema descentralizado eficiente; por lo tanto, es
importante que el sistema político y otras instituciones den soporte y
fundamenten esta rendición de cuentas basada en la autonomía y democracia.
Para
que el proceso de descentralización funcione tiene que haber una habilidad del
gobierno para supervisar el comportamiento, la efectividad de los gobiernos
subnacionales. Pero conceder al gobierno una función de supervisión, de
monitoreo, no quiere decir que el gobierno vaya a crear controles excesivos con
respecto a los gobiernos locales, estas intervenciones de control excesivo
estarían comprometiendo la autonomía presupuestaria o, básicamente, el objetivo
de la descentralización.
Tiene que haber un
reconocimiento de que el proceso de descentralización no es un proceso aquí y
ahora y se acabó; es un proceso continuo, que siempre va a estar en flujo. Son
sistemas vivos, son sistemas que están en flujo, que están en cambio, y, por lo
tanto, desde el principio son dinámicos. (Jorge
Martínez Vásquez)
Lima,
18 de mayo de 2005
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