lunes, 31 de marzo de 2014

UNA MUJER PRESIDENTE DEL PERU

En los últimos tiempos hemos podido apreciar la falta de liderazgo en nuestro país en el manejo del gobierno en todos los niveles, la corrupción, la inmoralidad y el aprovechamiento del poder, el liderazgo, es un rol que debe ser asumido por gente que esté preparada para esa tarea, que tenga compromiso con el rol que asume y de una lucha diaria para forjar una Patria más digna y soberana, digna de sus hijos.

Lourdes Flores Nano, encarna esa renovación y cambio de conducta intachable, que requieren los Partidos Políticos, transparente que ha demostrado en su trayectoria, en su conducta política, que ha sido marcada a su paso como Regidora por la Municipalidad de Lima, su presencia en la Cámara de Diputados, en el Congreso Constituyente Democrático y en el Parlamento, tiene una experiencia ganada con el manejo de la casa pública, lo que asegura que, tendrá éxito cuando sea elegida como Presidenta del Perú.

 El liderazgo democrático, es el arte de fomentar y administrar la innovación al servicio de una comunidad libre. Para ser líder se debe tener las cualidades requeridas para la política creativa; el primer requisito es la observación, la capacidad de observar con exactitud las cosas; la reflexión, que enseña el valor de las acciones, las imágenes, los pensamientos y los sentimientos, ayuda a percibir la relación que tienen entre sí; la imaginación, que es modificar, crear y asociar; la invención, aplicación de métodos no conocidos e inéditos; y, finalmente, el juicio, decidir cómo y dónde y hasta que grado puede ejercer cada una de estas facultades. Estas cualidades llevadas a su nivel más alto es la respuesta del liderazgo democrático, siempre y cuando estén acompañadas de una conducta permanente y disciplinada de la persona llamada a ser el conductor y que encarna Lourdes Flores.

El liderazgo es la capacidad de hacer girar al mundo, es la capacidad de inspirar y movilizar a multitud de personas, es una transacción pública con la historia. El artista y el científico tienen tiempo y espacio; el líder tiene muy poco para ambas cosas. Si algo debe saber un líder, es que debe estar seguro que obtendrá resultados insatisfactorios o satisfactorios dependiendo de su accionar y que su mensaje sea captado por el pueblo.

Cuál es en realidad la función del liderazgo? Aquel que no aplica remedios nuevos, dijo Bacón, debe esperar males nuevos y ya que el tiempo es el mayor innovador, la carroza alada del tiempo ha estado viajando más rápido durante los siglos. La misión del líder es mantener las instituciones y los valores suficientes al corriente de la vertiginosa variación de la historia, implementándolas, renovándolas y actualizándolas a los tiempos modernos.

El líder está forzosamente obligado a innovar. Debe presentar al pueblo su oferta cada día más interesante, no cambiándola a cada momento y según le plazca o el lugar donde se encuentra, cada día más resuelto a ganar las causas justas, más pleno de su ideal. No tiene fibra de líder quien carece de imaginación, pues nada grande se ha ganado sin esta inspiración.



El líder debe buscar la introducción de un nuevo elemento, claro que es una empresa peligrosa, porque significa la ruptura de los lazos de la costumbre, provoca resistencia de quienes se sienten a ser los llamados de siempre pero se tiene que cortar el cordón umbilical entre la costumbre inoficiosa con la innovación productiva y de avanzada.

El innovador debe persuadir a otros a que cambien de opinión. La innovación puede parecer un ataque a las viejas reglas de juego. Las ideas encarnadas en instituciones se vuelven especialmente difíciles de abandonar. Ahora el éxito depende del contenido del mensaje y de la forma cómo se trasmite. Schumpeter hizo hincapié en la venganza que ejerce el medio contra los que deseen hacer algo nuevo, sin haberlo tenido presente su realidad.

Sino se cuenta con respuestas y programas nuevos, la democracia inculca hábitos de pensamiento que refuerzan la resistencia a las ideas nuevas. Lo que cuenta al final es la subversión de las ideas viejas por el medio ambiente. Esto es lo que da al líder democrático la oportunidad de idear remedios que funcionen y también despierten aprobación general. Tocqueville decía que una democracia puede llegar a la verdad, sólo como resultado de la experiencia; productiva y beneficiosa las  naciones pueden desaparecer mientras esperan las consecuencias de sus errores, el liderazgo moderno tiene que ser innovador, intrépido y con un sólo horizonte, servir al pueblo.

Lo que se quiere hoy en días es un nuevo estilo de liderazgo que responda a las normas constitucionales como las necesidades populares que sea transparente, que destierre la corrupción. El liderazgo es indispensable incluso en el régimen de aquiescencia. El líder debe saber que hacer y como hacer y en que momento hacer.

Conocer lo que tienes entre tus manos y actuar dentro de las disciplinas de la aprobación son los primeros imperativos de un liderazgo democrático que tiene que estar acompañado de simpatía por la labor que se desarrolla.

No creo, dijo Woodrow Wilson, que ningún hombre pueda dirigir si no actuar consciente o inconscientemente, bajo los impulsos de una profunda simpatía por aquellos a quienes se dirige; simpatía que es comprensión que nace del corazón y no del intelecto, que nace del conocimiento de la realidad del país, que entiende el problema de los más pobres por haber estado junto a ellos todo el tiempo.

El liderazgo no es amigo del autogobierno, sino el medio para hacerlo funcionar que los seguidores tienen su propia obligación, que es ineludible mantener a los líderes dentro del estricto límite constitucional, siguiendo su tarea y haciéndolo reflexionar cuando el camino no sea el correcto, decirle que su diáfana debe ser clara que debe aclarar las sombras que pesan sobre él y sobre todo debe decirle la verdad al pueblo.


En una democracia, el liderazgo depende particularmente del lenguaje para colocar una visión y el lenguaje empleado por los líderes determina el tono de la política. La responsabilidad de los líderes es de definir las acciones reales y explicar por qué en un curso de acción es preferible la otra; y, al hacerlo se debe convertir el lenguaje en un medio no de engaño, sino de comunicación, no en enemigo sino en amigo del principio de realidad y la lealtad con el adversario.

La capacidad humana de justicia hace posible la democracia, pero la inclinación humana a la injusticia hace necesaria la democracia. A los líderes buenos y democráticos se les debe apoyar porque su propuesta encarna el cambio. Ningún líder es infalible, todos pueden caer en el absolutismo o en el abuso del poder. Los líderes deben dar a la persona el valor de aprovechar su potencialidad más altas. Podremos conjurar cualquier catástrofe sólo sí los líderes escuchan a sus seguidores tan atentamente como éstos escuchan a aquellos; ésta es la razón por cual el liderazgo democrático encierra la mayor esperanza de desarrollo y de cambio de los pueblos.


Los líderes democráticos se deben a sus pueblos, de escucharlos de atenderlos y estar con ellos; por ello creemos firmemente que Lourdes Flores encarna el verdadero liderazgo, no sólo para ser candidata Presidencial, sino también para ser la primera mujer que gobierne los destinos de nuestra Patria. 



                                                Julio César Castiglioni Ghiglino
SETIEMBRE DEL 2001

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